
Inteligencia emocional resumen
Autor | Johann Wolfgang von Goethe |
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Año de publicación | 1996 |
Género | Habilidades directivas, Inteligencia emocional (Crecimiento personal y psicología positiva) |
Título | Inteligencia emocional |
Introducción
El ser humano, de todos los seres vivientes, es el único racional, pero no está exento a circunstancias en las que el hombre lleve a cabo sus emociones, por lo que, por más racional que este sea, no podrá evitar este comportamiento o realizar algo para prevenir esto, el ser humano se puede decir que posee dos mentes distintas.
La mente racional y la emocional, uno que piensa y mientras que la otra siente, trabajan generalmente libremente a pesar de que están interrelacionados, a menudo las dos mentes mantienen una coordinación suficiente, haciendo que los sentimientos estimulen y realcen los pensamientos y al revés, pero a veces no es así, una fuerte carga emocional puede incitar una respuesta, que secuestra la parte racional y deja que las emociones controlen la conducta, estas respuestas emocionales pueden salvarnos la vida, como cuando alguien impulsado por la rabia, se enfrenta con fuerza y violencia ante un daño potencial, o afectado por el miedo una persona huye para evadir un encuentro o pelea donde las consecuencias serían mucho peor. De vez en cuando, tener la oportunidad de pensar y diseccionar el asunto en el momento del peligro puede significar la muerte, sin embargo, las emociones pueden también provocar una conducta desequilibrada y molesta, como, un ataque de ira que provoque un homicidio o que nos lleve a circunstancias en las que nunca hubiéramos necesitado estar, tener una acalorada disputa con nuestro jefe y acabar perdiendo el empleo o no midiendo las palabras ofensivas y terminar afectando tu relación de pareja.
El Psicólogo Daniel Goleman, notó que las pruebas de IQ, no podía anticipar como un individuo sería en sus ejercicios escolares, laborales o individuales, numerosos individuos que tienen un IQ de 160, trabajan para individuos cuyo IQ es de 100, es además una realidad que hay individuos con un alto IQ, que no se desenvuelven con éxito en el ámbito laboral y relaciones interpersonales.
La inteligencia, no es suficiente para ser exitoso en la vida cotidiana, definitivamente, no es suficiente tener un coeficiente intelectual medido en pruebas inteligencia verbal y numérica. El estudio de este campo, se ha demostrado que el Coeficiente intelectual abarca cerca del 20% de las variables que inciden en el éxito, el 80% restante, depende de diferentes componentes entre los que se encuentra la inteligencia emocional, de la que Daniel Goleman describe en este libro.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la habilidad de conocer y manejar las emociones propias y ajenas, para adquirir determinados objetivos, es igualmente la capacidad de sentir, obtener, controlar y ajustar, las etapas emocionales en uno mismo y en los demás, no está ligada a matar las emociones, sino a redireccionar y ajustarla, por otra parte, el Coeficiente Intelectual mide lo que un trabajador o ingeniero, sabe y puede incluso permitirle entrar en empresa determinada, sin embargo, la inteligencia emocional incidirá en lo que este individuo realice, le permitirá igualmente desarrollarse en la empresa y convertirse en un alto ejecutivo, de la misma manera que con la ciencia o la lectura, la vida emocional es algo que puede ser dominado con mayor o menor habilidad.
Control de las emociones- éxito personal y profesional
La inteligencia emocional puede y debe ser trabajada por cada individuo, a través de estas cinco habilidades, lograremos formar nuestra mente emocional y será clave para ser exitoso.
1. Ser consciente de ti mismo: se debe aprender a averiguar y conocer cómo percibir los propios emociones, sensaciones y todo lo que afecte tu comportamiento.
2. Autocontrol
Al aprender a cómo percibir nuestros propias emociones, podemos controlarlas y cambiar las emociones negativas, al estar malhumorados, se puede trabajar este estado de ánimo, podemos intentar evitar que provoquen conductas molestas, por ejemplo, conversar con alguien de forma ruidosa, o con palabras insolentes, si estamos furiosos o que experimentamos los efectos negativos de alguna tensión o que estamos desanimados, podemos elegir ocuparnos de los asuntos para que nuestra comportamiento no nos abrume y al poseer el control, se puede hacer mucho, se logrará descifrar la emoción, y podrás cambiarla, enfocando las cosas desde otro punto, igualmente podrás usar otra técnica de distanciamiento, servirá para estar con uno mismo, tomar pausa y adquirir tranquilidad. La distracción o cambio de actividades, también serán útiles, en la búsqueda de una interrupción en situaciones que generen enfados, indignaciones o desánimo. De vez en cuando basta con cambiar de escena y dar un paseo, otra estrategia de son el desarrollo de técnicas de relajación profunda o meditación.
3. Entusiasmo y perseverancia
Al comparar dos individuos, con similar capacidad innata ¿qué podría diferenciar a un trabajador extraordinario de otro promedio?, uno de ellos, se encuentra en el punto más alto de su profesión, mientras que el segundo se relaciona con individuos de perspectiva menos alentadora, veremos que la distinción fundamental está en los aspectos emocionales, el entusiasmo y la constancia, estos ángulos están conectados a la motivación, los seres humanos, contamos con las herramientas para automotivarnos, es decir, podemos inyectarnos emociones y estados de ánimos positivos, por ejemplo, confianza, perseverancia y la esperanza. Nuestra mente puede desarrollar las capacidades, probarlas y mejorarlas, para tener más optimismo, estar a gusto con alguna actividad, potenciará la confianza, y el entusiasmo alimentará el deseo de superación, esto nos ayudará a motivarnos y a ser perseverantes en nuestros objetivos a pesar de los puntos altos y bajos de nuestra vida.
4. El control de impulsos
En la década de los 60, en la Universidad de Stanford, se realizó un ensayo investigativo, conocido como la prueba de los dulces, se reunió un grupo de niños de cuatro años de edad, al frente de cada uno se colocó un dulce, se les aclaró que podían comerlo rápidamente, pero también, si aguardaban 20 minutos para hacerlo, al final obtendrían dos dulces, unos niños comieron rápidamente los dulces, mientras que otros aguardan los 20 minutos para obtener su premio. Después de doce años, realizaron un seguimiento de los ya jóvenes que les habían realizado el ensayo, se concluyó, que los niños que supieron controlar el impulso para comer los dulces con prontitud, eran los más hábiles socialmente, más emprendedores y más dispuestos a manejar los problemas de la vida,
Podemos descubrir cómo controlar los impulsos, en el momento de tener conciencia de cómo es la reacción ante cada situación, de modo que podamos diferir o desviar nuestros impulsos de una manera progresivamente más útil, como la situación anterior, oponiéndose los niños a tomar dulces aun cuando los tenían al frente o respondiendo con indignación, enfado en algún momento crucial de una actividad particular.
5. La sociabilidad:
Podemos desarrollar la capacidad de descifrar los códigos emocionales de los demás, cuanto más talentosos seamos en esto, mejor podremos controlar nuestras emociones transmitidas. Un individuo puede tener una capacidad extraordinaria sobre un tema y además tener un alto coeficiente intelectual, sin embargo, en el caso de que no tenga la más mínima idea de cómo identificarse con los demás o simplemente tener amigos, sus posibilidades de progreso se verán enormemente disminuidas, por otra parte, si ese individuo construye y desarrolla su inteligencia emocional y aplica sus aptitudes, tendrá la opción de situarse de una mejor manera en su vida, desde relaciones de parejas, laborales o familiares.
La inteligencia emocional, no representa una variable fija, puede y debe ser trabajado a lo largo de la vida, creando habilidades, esto le servirá, para tener una mejor comprensión de la vida y de seguro lo orientará al éxito personal y profesional.